La vida continuará...
Hace 14 años y 4 meses volvía de
Cádiz con una amiga en un autobús de línea después de pasar una semana allí de
vacaciones. Faltaba tan solo una hora y cuarto para llegar a Salamanca después
del largo viaje cuando ocurrió. Iba viendo la película que estaban poniendo en
la tele del bus y de repente ésta estalló en mil pedazos.
Pum.
Un golpe fuerte me llevó debajo
del asiento que tenía delante y recuerdo perfectamente lo que pensé en ese
momento: “estamos teniendo un accidente, ahora un golpe más fuerte y se acabó.
Se acabó”. Y tengo guardadas también en mi memoria las sensaciones y emociones
que sentí en ese intervalo de pocos segundos: tranquilidad, calma, paz. No sé
si es porque soy tan tranquila que ni un accidente y el riesgo de perder la
vida me alteran (que no lo descarto jaja), o porque realmente es eso lo que se
siente cuando tu mente contempla la posibilidad real de abandonar este mundo.
Por suerte no hubo golpe más
fuerte y todo quedó en una experiencia que la verdad no fue fácil de vivir y que
siempre estará en mi memoria.
Esa noche aprendí
muchas cosas.
Entre ellas, la que considero más
importante, es no tenerle miedo a la
muerte.
Cada día tengo más claro que
venimos a esta vida a aprender, a evolucionar, a darle a nuestra alma un
empujón hacia la perfección. Y para eso, paradójicamente, debemos ser imperfect@s,
caernos, equivocarnos, arrepentirnos, perdonar, disfrutar del momento presente,
levantarnos, avanzar y en todo lo que hagamos siempre AMAR. Amar a otros y a
nosotros mismos como seres de luz únicos que somos.
La gente se sorprende con esta
visión tan amable de la muerte, pero ¿y si la muerte en realidad es una nueva
vida? ¿Y si solo es una transición a otra forma de existencia, un simple cambio
de “traje”?
Quiero pensar que toda nuestra
vida y el mundo que conocemos es tan solo un suspiro en nuestra existencia. Que
lo que nos da miedo no es la muerte como tal, simplemente algo tan comprensible
como el miedo a lo desconocido, la incertidumbre de qué vendrá después.
Hace poco leí en un libro lo
siguiente: “no somos seres materiales que pueden tener experiencias
espirituales, somos seres espirituales teniendo una experiencia material” y no
puedo estar más de acuerdo.
Esta visión no viene de la nada,
el accidente ayudó mucho pero cuando más claro lo he tenido ha sido formándome
en los diferentes niveles de Reiki. Ahí realmente he sentido que la vida que
vivimos es una simple etapa de nuestra alma, que las cosas materiales hay que
disfrutarlas porque vivimos en una dimensión material pero teniendo claro que
son solo eso, cosas, y que lo que realmente importa es trabajar y alimentar
nuestra parte espiritual porque es lo único que va a perdurar. El resto es un
traje prestado.
La verdad que me siento muy
agradecida por tener esta visión de la muerte, es bastante liberador viendo lo
que agobia a otras personas. Nadie sabe qué día abandonará este mundo, hasta
entonces ¡disfrutemos de la experiencia material y demos a nuestras almas el
mejor aprendizaje!
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